Minnesota Timberwolves es uno de los peores equipos de la NBA. Exactamente el 6º por la cola de 30 equipos que juegan la liga. Y eso que ultimamente han mejorado, ya que a poco de comenzar la competición luchaban con Memphis por ser los últimos.
Los Wolves son una franquicia en reconstrucción desde que Kevin Garnett abandonara las frias tierras de Minneapolis. El gélido clima se hizo aun mas duro por allí, y, como si de un regreso triunfal de uno de los mitos del estado, Prince (o "The Symbol", o "yoquesecuantosnombreshatenido") fuese a ocurrir, la gente comenzo a esperanzarse con la llegada de hombres como Mike Miller, Sebastian Telfair, el recuperado "situs inversus" Randy Foye o el rookie (número 5 de este draft) Kevin Love.
Con este elenco de buenos jugadores no era normal que Minnesota estuviese tan abajo, alternando malos (casi todos) partidos con buenos, donde se conseguia alguna victoria con la inspiración ese día de uno o dos de esos jugadores. Buenos números para ellos, decisivos muchas veces para conseguir victorias, pero sin la consistencia que debe tener un equipo para ir subiendo puestos y coger confianza de cara a una buena reconstrucción.
No es problema de malos jugadores. Es problema de sistema de juego. Anoche, frente al mejor equipo de la NBA, los Lakers, la cara de equipo apático e irregular que venían ofreciendo cambió por completo. De repente se vieron en una encrucijada donde sólo cabía una opción para intentar ganar a los californianos: la de atacar en equipo. Normalmente si Bryant anota 28, Gasol 25 y Odom otros 25, los Lakers se llevan el partido en la mayoria de las ocasiones, pero es que no tuvieron a ningún otro jugador que llegase a 10 puntos, mientras que en los Timberwolves tuvieron a 6 jugadores que anotaron 10 o más: Telfair (20), Gomes (20), Smith (19), Foye (16), Miller (14) y Love (11).
Si en vez de jugar contra el equipo de Los Angeles, lo hubiesen hecho contra otro de mitad de la tabla o inmediatamente por encima de ellos, no hubiesen perdido el partido por la (poquísima) diferencia de 108-111.
Alguien dirá que los Lakers, como suelen hacer muchas veces, se relajaron y permitieron que los Wolves se metiesen en el partido, pero si los de Minneapolis juegan en equipo como lo están haciendo en varios partidos del 2009 con esa calidad de nombres, subirán mucho mas alto. No hay misterios, ni Jordan pudo ganar sin la ayuda de sus compañeros.